jueves, 6 de octubre de 2016

Isla Friendship, parte 24: Hombres de Negro





Opino que cualquier relato sobre ufología nunca está completo sin los inefables Hombres de Negro. 

¿Quiénes son? 

Mi caso no es una excepción, aunque temo desilusionarlos, ya que mi experiencia al respecto, ha sido más bien cómica que aterradora. 

Todo comenzó allá por 1985, cuando Palomo Blanco (nick radial) nos comunicó, a Octavio, a mi, y a los demás del grupo, muy asustado, que había sido visitado en su casa por dos extranjeros que le habían pedido que no hablara más sobre Friendship. 

En esos momentos, nosotros, es decir, todo el grupo de personas que nos comunicábamos con Friendship a través de la radio, andábamos de ufólogo en ufólogo, buscando a alguien que nos aclarara que era esto. 

Alguien más, cuya identidad en estos momentos no recuerdo, acompañó a Palomo Blanco a una de estas citas con los extranjeros de negro. 

Ambos volvieron muy asustados por supuestas amenazas que habían recibido. 

Yo no los conocí y jamás me preocuparon. 

En los años siguientes, mientras vivía en Santiago, recibí muchas llamadas telefónicas amenazantes, aunque la mayoría sé que provenían de locos, y otras especies similares, que abundan bastante en este medio. 

¿Hombres de Negro? 

No sé....Tal vez alguno. 

Una vez dos autos me encerraron en el camino a Melipilla, pero yo soy tan pajarón que casi no me doy cuenta. 

No lo relacioné con Friendship ni con las llamadas, y además, cuando me bajé, ellos se fueron. 

Poco antes de venirnos al norte, con mi mujer, tuvimos una curiosa experiencia. 

Como ustedes saben, nosotros vivíamos en el campo, donde, como les contaba, todos los días recibíamos amenazas, las que nunca llegaron a nada, por lo que finalmente terminamos ignorándolas. 

Yo muchas veces llegaba de Santiago tarde en la noche, y de repente comencé a notar que a mi llegada siempre había un automóvil, con gente adentro, estacionado frente a la entrada de nuestra casa. 

Lo atribuí a parejas de enamorados que aprovechaban la soledad de esos caminos rurales, y no le di mayor importancia. 

Sin embargo, parece que lo que ellos querían era asustarnos, y como nosotros no lo notábamos, una noche, muy tarde, decidieron entrar. 

El problema fue que estos señores de negro parece que eran algo novatos en su profesión, e ignoraban el hecho de que nosotros criábamos perros Doberman, y pretendieron cruzar a través del canil. 

Como a las tres y media de la madrugada sentimos una bulla de perros, pero no nos levantamos a ver. 

A la mañana siguiente, encontramos en el patio, y en lugares aledaños a la cerca, trozos de ropa desgarrada. 

Había una manga negra, varios trozos de pantalón, e incluso pedazos de ropa interior masculina (no muy blanca). 

¿Serían ellos? No sé. 

Posteriormente todo estuvo tranquilo hasta el año 2000, cuando ya vivíamos en el norte, y apareció el primer programa que Televisión Nacional de Chile realizó con respecto a la isla Friendship. 

Aquí ocurrió algo de lo más insólito. 

Un pariente mío, que alguna vez tuvo que ver con la Marina de Chile, y que hacía mucho tiempo que no veía, se dedicó insistentemente a llamar a los canales de televisión para reclamar por la exhibición del programa, pero poco caso le hicieron.

Luego, su esposa me comunicó telefónicamente que, debido a que yo había enlodado el apellido de mi padre, al contar estas cosas públicamente, ellos no me hablarían más, hasta que me retractara. 

¡Ustedes comprenderán como eso me quitó el sueño por semanas! 

Comprendo que exista alguien a quien no le guste lo que yo digo, e incluso que diga que estoy mintiendo, pero de ahí a intentar por todos los medios de que la gente no me escuche, por lo menos lo encuentro raro o desproporcionado. 

Poco tiempo después, recibí en mi casa una llamada, de unas personas de Santiago, que me ofrecían un negocio. 

Yo necesitaba trabajo, y éste me venía como anillo al dedo. 

Consistía, según me explicaron telefónicamente, en que yo debería abrir un poder comprador de oro metálico para ellos, en mi zona, la de que por sí es aurífera. 

Era como demasiado bueno, ya que las comisiones eran excelentes. 

Para comenzar, se necesitaba un cierto capital, el que ellos ofrecieron prestarme. ¡Qué más podía pedir! 

Yo exigí que formalizáramos el trato ante un notario de la ciudad, y que el capital de inicio se depositara en mi cuenta corriente. 

Ellos aceptaron lo del notario, pero con respecto al dinero me dijeron que me lo darían en efectivo el mismo día que firmáramos la transacción. 

Finalmente llegó el día indicado, y ellos me llamaron para avisarme que habían llegado desde Santiago, y que me esperaban en el Hotel X, que era donde se hospedaban. 

Les contesté que partía inmediatamente desde mi casa hacia la ciudad a encontrarme con ellos. 

Dijeron que antes querían hablar algo conmigo: habían visto un programa de televisión donde yo aparecía hablando sobre una supuesta isla Friendship. 

No me extrañó, ya que en esos momentos mucha gente me paraba en la calle por la misma razón, así es que lo tomé a la broma. 

Pero no era broma, me dijeron que esa podía ser una mala publicidad para la firma (¿qué firma?), así es que me pedían que me desistiera de lo que había dicho, para lo cual ellos me conectarían con otro canal de televisión, donde yo diría que todo había sido una burla. 

Una vez acordado esto último, firmaríamos el acuerdo y yo recibiría el dinero. 

Me indignó tanto el intento de presionarme, que les sugerí un lugar oscuro y posterior para guardarse su negocio. 

Pocos instantes después volvió a sonar el teléfono, ahora era mi pariente que me llamaba indignado (a pesar de que había jurado no hablarme más) diciendo que yo no podía hacerles tamaño desaire a gente tan importante. 

Le pregunté quienes eran. 

Evadió la respuesta, y cortó la comunicación. 

La ciudad a la que me refiero, no es tan grande, y está cerca de mi pueblo, por lo que terminé conociendo al administrador de la Hostería X. 

Por él me enteré más tarde, que se trataba de dos hombres que viajaban en una camioneta verde, pero que no eran altos ni rubios, y que después de la llamada telefónica, se habían marchado apurados hacia el norte. 

Habían pagado la cuenta con billetes nuevos. 

Efectivamente, vestían ropas oscuras, pero más parecían araucanos que alienígenas. 

Saco todo esto a colación pues ahora ellos, u otros, han vuelto a la carga después de que se publicara la Decimoctava Parte en esta historia. 

Llamadas amenazadoras que descargan la batería de mi teléfono celular, extraños vehículos que a veces me siguen, y virus informáticos en mi computador.

Si, muchos virus que hasta ahora no han conseguido nada, fuera de obligarme a aprender más sobre informática, que es algo que harta falta me hacía. 

Nunca han logrado entrar, y si algún día lo logran no me preocupa, pues el archivo lo tengo en la mente, y no en el disco duro. 

Declaro públicamente que no les temo, sino que más bien me dan risa, aunque no deja de intrigarme su identidad y sus propósitos. 

Sé positivamente que a la Organización Friendship no le va ni le viene lo que yo pueda escribir. 

¿Entonces quién? 

Y algo peor: ¿Por qué? ¿Continuará?... 

P.D.-A la persona que me pregunta por mail si recuerdo algo sobre "Mujeres de Negro", debo decirle que efectivamente aun tengo un grato recuerdo de mujeres con ropa interior negra, aunque hace muuucho tiempo. Fuera de eso, nada más. Sorry.



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1 comentario:

  1. en www.islafriendship.blogspot.com así como en https://sobreernestodelafuente.blogspot.com/ hemos expuesto información que permite descubrir los engaños de Ernesto de la Fuente, la voz detrás de uno de los Ariel que aparece en la cinta famosa que se muestra siempre

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